La gestión de la pesca funciona y necesitamos una “transformación alimentaria azul”. Este es el mensaje que trasciende, de una forma clara y rotunda, del informe sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura (SOFIA) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Dicho informe, que se publica cada dos años, ofrece los datos más recientes relativos al sector pesquero internacional y muestra las principales tendencias en ámbitos tales como la sobrepesca, la producción de alimentos marinos derivados de la pesca extractiva y de la acuicultura y el consumo de productos pesqueros.
En la reciente versión del informe SOFIA publicada en 2022 se resumen los objetivos de la Transformación Azul de la FAO para el próximo decenio, los cuales van muy en línea también con la visión y la misión de MSC: la gestión de la pesca es fundamental para la sostenibilidad de las poblaciones de peces.
A continuación presentamos cinco conclusiones extraídas de esta importante publicación.
1. ¡Una buena noticia! El volumen de pescado y marisco para uso comercial que no está sobreexplotado es mayor.
Más del 82% del pescado que se desembarca procede de poblaciones que, según la FAO, se pescan de forma sostenible, lo cual supone un incremento de casi un 4% en comparación con los últimos dos años.
Desde 2020 este porcentaje representa alrededor de 65 millones de toneladas procedentes de la pesca de captura marina. Este aumento se debe, en gran medida, a las mejoras introducidas en las pesquerías más grandes y con mayor capacidad como las que se dedican a la pesca de la anchoveta, del abadejo y del atún. En 2019, por ejemplo, de media, el 66,7% de las poblaciones de las 10 especies más populares, entre ellas la anchoveta de Perú (Engraulis ringens), el abadejo de Alaska (Gadus chalcogrammus), el atún listado (Katsuwonus pelamis), el atún rabil (Thunnus albacares) y la bacaladilla (Micromesistius poutassou), se pescaron a niveles biológicamente sostenibles, una cifra ligeramente superior a la media mundial de 64,4%.
Las mejoras en materia de vigilancia que se han introducido en muchas pesquerías han permitido poder evaluar a las poblaciones y ofrecer recomendaciones de gestión de un modo más preciso. Dichas mejoras, combinadas con un cumplimiento más riguroso de las cuotas pesqueras y otras normativas, han fortalecido los sistemas de gestión de las pesquerías.
2. Una noticia no tan buena: aumenta el número de poblaciones de peces controladas que están sobreexplotadas.
FAO supervisa por todo el mundo a más de 500 poblaciones de peces de muy diversos volúmenes y tallas de captura. Se considera que casi un 35% de estas poblaciones están sobreexplotadas, en 1974 era tan solo un 10%. Muchas de ellas son poblaciones más pequeñas o están en países de rentas medias y bajas, cuyas estructuras de gestión son posiblemente más débiles y disponen de menos recursos. Entre las principales áreas de pesca de la FAO que cuentan con un porcentaje mayor de poblaciones sobreexplotadas están: el Pacífico suroriental, el mar Mediterráneo y el mar Negro.
Del mismo modo, en muchas regiones tropicales y subtropicales predominan pesquerías sumamente diversas y variadas y que son las que sustentan a algunas de las comunidades más dependientes de la pesca. Debemos priorizar y actuar, en estas y otras zonas, para acabar con la sobrepesca y animar a las pesquerías a que participen en programas de pesca sostenible como el de MSC. Es preciso establecer regímenes de ordenación pesquera con base científica por todo el mundo, acabar con los subsidios nocivos, reducir los efectos que perjudiquen al medioambiente, adoptar normas de control de captura eficaces y frenar la pesca ilícita, no declarada y no reglamentada (INDNR en sus siglas en inglés).
3. Aumenta la demanda de productos pesqueros sostenibles.
El volumen total de recursos acuáticos, cultivados o capturados, que se destinan a consumo humano (excluyendo a las algas) asciende ya a 157 millones de toneladas, un nuevo récord. En general, desde 1961, su tasa de crecimiento ha duplicado a la tasa de crecimiento demográfico y su consumo ha alcanzado ya los 20,2 kg per cápita, más del doble que en los años 60.
Este aumento se ha visto atendido en parte por el incremento de la producción acuícola. Aunque, en términos generales, la producción mundial procedente de pesquerías de captura se ha mantenido constante durante los últimos 30 años, el total de las capturas efectuadas en las regiones templadas ha disminuido, mientras que el de las regiones tropicales ha aumentado. Concretamente, en el océano Índico y en la región central del Pacífico occidental la actividad pesquera ha crecido de forma constante en las últimas 5 décadas y representa ya un tercio de la producción mundial.
Son siete los países que controlan casi la mitad de la actividad pesquera mundial: China, Indonesia, Perú, India, Rusia, Estados Unidos y Vietnam. A todos los países les interesa gestionar bien los recursos pesqueros y mejorar la seguridad alimentaria regional y mundial. Puede que para algunos países ello suponga un reto mayor dada la gran disparidad, en cuanto a recursos y situación de las poblaciones de peces, entre aquellos con economías desarrolladas frente a las que están en desarrollo. El objetivo de nuestro programa de accesibilidad global es garantizar que todas las pesquerías, independientemente de su tamaño o región de procedencia, puedan acceder a los beneficios del Programa MSC.
4. Llamamiento en favor de la Transformación Azul.
La visión de la FAO de optimizar los sistemas de producción de alimentos de origen acuático tiene tres objetivos: intensificar y ampliar la acuicultura sostenible; gestionar todas las pesquerías eficazmente; y actualizar las cadenas de alimentos y de valor.
Si esto se hace con eficacia, se prevé que para 2050 el consumo de alimentos de origen acuático aumente a 25 kg por persona y año, lo cual aliviaría la presión sobre los sistemas terrestres de producción de alimentos. Pero si se fracasa en garantizar su sostenibilidad, el consumo per cápita disminuirá y se ejercerá más presión sobre otros sistemas de producción de alimentos y sobre la seguridad alimentaria y nutricional de los países más dependientes de los alimentos de origen marino.
La visión de la Transformación Azul de la FAO está en consonancia también con otras iniciativas multilaterales mundiales como son el Decenio de la ONU de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, el Decenio de la ONU sobre la Restauración de los Ecosistemas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS).
5. MSC está firmemente en sintonía con la visión de la FAO.
El informe SOFIA destaca la importancia de la estrategia de la Transformación Azul, un planteamiento con el que el programa de MSC está estrechamente vinculado y que incluye avanzar hacia la consecución de los ODS de la ONU. MSC ha planteado recientemente, ante la Conferencia de los Océanos de la ONU de junio de 2022, su compromiso de que para el año 2030 un tercio de las capturas mundiales tendrá su certificación o formará parte de su programa de pesca sostenible. Asimismo, se ha puesto como objetivo hacer que la pesca sostenible avance en aquellas partes del mundo en donde las mejoras son más necesarias a través de su programa de accesibilidad global y del Ocean Stewardship Fund.
Las pesquerías y los comercios con certificación de sostenibilidad de MSC garantizan que las poblaciones de peces están sanas, que el impacto sobre los ecosistemas se reduce y que disponen de un sistema de gestión adecuado. En su labor, MSC apoya la investigación climatológica, las prácticas laborales más equitativas, los avances tecnológicos y la mejora de los procedimientos de presentación de informes y rendición de cuentas, aspectos que conforman los pilares fundamentales de la senda de los productos del mar sostenibles y que son necesarios para preservar la seguridad alimentaria, los medios de vida y la salud del planeta.