Skip to main content

A primera vista parecía que Félix López Rua había atrapado a un alienígena. Con esa protuberante cabeza y esos ojos tan grandes, ese ser sobrenatural que acababa de capturar y subir a bordo de su pequeña embarcación superaba la ficción.

Pero las apariencias engañan. No era un extraterrestre o un monstruo marino antediluviano, sino algo mucho más singular: un pulpo común.

Estos misteriosos habitantes del mar que desafían el entendimiento convencional, siguen despertando una inmensa fascinación. Su sentido del gusto no se encuentra en la boca sino en las ventosas que recorren sus ocho tentáculos, la sangre que bombean sus tres corazones por su cuerpo invertebrado es azul y, además, son unos verdaderos maestros de la “invisibilidad” y de la propulsión a chorro.

Para Félix, pescador de pulpo de Asturias, este molusco representa algo mucho más importante: su medio de vida. “Es mi vida y mi sustento durante casi la mitad del año – declara – y nos mantiene a mí y a mi familia”.

a poco conocida “Costa Verde” del Principado de Asturias, situada entre Galicia y Cantabria, es un territorio de mares embravecidos, playas desiertas y pueblos pesqueros de tonos pastel.

Es un lugar en donde la naturaleza continúa al mando y cuyo espectacular litoral, de momento, no ha sucumbido a los envites del urbanismo. En el pasado, aquí venían muchos iniciados del mundo de la gastronomía atraídos por sus delicias del mar a disfrutar de todo, desde los cangrejos, los erizos de mar y las almejas, hasta las ostras y las anchoas. El pulpo se viene pescando en estas costas desde hace siglos.

Félix pertenece a una familia de pescadores de larga trayectoria y es optimista en cuanto a su futuro: la pesquería de pulpo de las Cofradías Artesanales de la región Navia-Porcía en donde trabaja, la pesquería de pulpo del occidente asturiano, se encuentra entre las mejor gestionadas del mundo.

El pescador Alejandro García a bordo del Nuevo Soriana, pescando en la zona de Viavélez

Ganamos más pescando menos

En 2016 se convirtió en la primera pesquería de pulpo del mundo en obtener la certificación de pesca sostenible y bien gestionada conforme al estándar mundial de MSC.

El equipo independiente encargado de evaluarla concluyó que la pesquería operaba dentro de los márgenes de seguridad establecidos a nivel científico y que su impacto era mínimo sobre otras poblaciones de organismos marinos y los ecosistemas a los que pertenece. Solo los productos pesqueros procedentes de pesquerías con certificación MSC pueden usar el sello azul de MSC.

Desde que obtuvo la certificación la pesquería ha generado un montón de beneficios económicos, sociales y ambientales, ha conseguido mejorar sus precios y acceder a nuevos mercados y ha optimizado la gestión y la salud de la población del pulpo de Asturias.

Félix pertenece a una de las decenas de familias que llevan pescando pulpo en la costa de Asturias desde el siglo XIX. Sin embargo, tiene una visión totalmente actual, él simplemente dice que “ganamos más pescando menos” y que “es más sostenible para nosotros y para el pulpo".

El recorrido hasta convertirse en la primera pesquería de pulpo del mundo en obtener la certificación MSC se inició varios años antes. Los pescadores, que usan nasas artesanales (las trampas con forma de cesto que se emplean para pescar el pulpo), tenían la intuición de que estaban operando de forma sostenible.

Para mejorar la gestión y en colaboración con el gobierno regional, decidieron adoptar un plan de gestión que incluía una serie de medidas para controlar el esfuerzo pesquero como fueron, por ejemplo, establecer una temporada de veda de diciembre a julio, fijar el peso mínimo de captura por ejemplar en 1kg y la cuota total de captura a 10 toneladas al año por embarcación o por temporada, y también limitar el número de nasas por barco a 350.

Pensaban que el coste medioambiental de su pesquería de pequeña escala, con algo más de un par de docenas de barcos, era bajo pero que su impacto económico era alto. Las nasas que usaban apenas dejaban rastro sobre el lecho marino y sus niveles de descartes y capturas accesorias se mantenían al mínimo.

Pero también eran conscientes, sin embargo, de que no estaban rentabilizando sus credenciales sostenibles, sobre todo porque los precios y las capturas no eran lo estables que hubieran deseado. Los pescadores querían poder participar más en la toma de decisiones y en la gestión. Pero lo más significativo era que sentían que no había forma de que el consumidor pudiera diferenciar su producto del de otras pesquerías de pulpo menos sostenibles.

Llegaron a la conclusión de que la mejor manera de resolver estas cuestiones era intentar obtener la certificación MSC y hacerlo juntos. Así que cuatro de las ocho cofradías de pescadores artesanales del occidente asturiano unieron sus fuerzas para hacer realidad un sueño.

Hacia la aventura

En 2014 la pesquería se sometió a una preevaluación de MSC. Durante el proceso, los estudios efectuados revelaron que la población de pulpo estaba sana y que los métodos de pesca que empleaban tenían pocos efectos sobre los demás organismos marinos. En dicho proceso salió a relucir también que, a nivel regional, era necesario contar con unas mejores reglas de control de captura y ampliar los conocimientos científicos.

Las poblaciones de pulpo son difíciles de evaluar debido a que se trata de una especie poco longeva. Este molusco en concreto vive rápido y muere joven después de reproducirse; es raro que alcance su segundo cumpleaños. Para los científicos resulta sumamente difícil conocer y modelizar el estado de sus poblaciones.

Para superar este problema, acudieron al Marco de Evaluación de Riesgo, una iniciativa pensada para ayudar a que las pesquerías con datos limitados puedan obtener la certificación MSC. Pronto sus denodados esfuerzos dieron resultado y, en 2016, obtuvieron la certificación.

El proceso de certificación generó numerosos cambios positivos en la pesquería. Los científicos y los pescadores trabajaron juntos y destaparon ciertas debilidades en la observancia de las normas, mientras que el gobierno regional, por su parte, mejoró también sus equipos y su capacidad de gestión.

Las cuatro cofradías han conservado sus identidades propias y han creado, a su vez, una asociación llamada ARPESOS que representa a los propietarios de los barcos que se dedican a la pesca del pulpo. Su colaboración con el comité de seguimiento del pulpo, en el que están representados la administración, los científicos, ONGs y por supuesto el sector pesquero ha mejorado considerablemente el proceso de toma de decisiones y, a nivel local, ha empoderado a los pescadores a desempeñar un papel más activo en la gestión de la pesquería. 

En cuanto al ámbito económico los cambios han sido positivos también. Según estudios publicados, el precio que se paga por el pulpo con certificación MSC supera al de sus rivales sin certificación de otros puertos de la zona entre un 15,2% y un 24,6%.

La certificación ha posibilitado también que los pescadores pudieran acceder a nuevos mercados en EE. UU., Suiza, Dinamarca y España y, a su vez, les ha ayudado a reorganizar el sistema de subastas, otorgándoles más control sobre las ventas y estabilizando los precios. Por otro lado, las cofradías siguen interesadas en mantener las ventas de parte de sus capturas a los mercados locales.

aquote

“Costó mucho esfuerzo, había muchas exigencias, pero al final lo conseguimos. Ahora vamos muy bien y estamos todos muy contentos”

Félix López Rua

En septiembre de 2020 las cofradías comenzaron el proceso de recertificación. A lo largo de los últimos cuatro años, los pescadores y los puertos descargan traen sus capturas han estado financiando ellos mismos este proceso reteniendo un pequeño porcentaje de la pesca vendida.

Desde que obtuvieron su primera certificación también han buscado asesoramiento científico sobre cómo medir mejor las fluctuaciones de la población de pulpo. Así podrá ampliarse o acortarse cada temporada en función de la abundancia de la población. En resumen, estos nuevos estudios que han encargado los pescadores les indican con más precisión cuántos pulpos pueden pescar y mantener sana al mismo tiempo la población de pulpo.

¡Qué se puede esperar de los moluscos!

Los pulpos son unos seres extraordinarios capaces de cambiar de color, de textura y de forma.

Su nombre proviene del latín poly̆pus, término formado a partir del griego clásico polý (muchos) y pous (pies), “muchos pies”.

Los pulpos son unas criaturas inteligentes y curiosas cuyo cerebro, en relación con su tamaño, es bastante grande y cuenta con cerca de 500 millones de neuronas. Pueden resolver rompecabezas, recordar soluciones, atravesar laberintos y distinguir a dos personas aunque vayan vestidas igual. Tienen personalidad propia e incluso pueden desarrollar opiniones sobre la gente, tanto positivas como negativas.

Pero la cuestión que suscita algún debate es hasta qué punto son inteligentes. En primer lugar, porque no tienen el tipo de cerebro que uno podría imaginarse, sino varios haces de neuronas situados principalmente en los tentáculos, no en la cabeza. Y, en segundo lugar, porque son difíciles de estudiar.

Su carácter travieso ha llegado incluso a confundir a algunos totalmente. El filósofo griego Aristóteles se mostraba especialmente crítico con los pulpos y llegó a decir que eran estúpidos, glotones y babosos antes de concluir despectivamente: “¡Qué se puede esperar de los moluscos...! ”

Locos por el medioambiente

De vuelta a las aguas del occidente asturiano, la pesquería de esta singular criatura no se durmió en los laureles tras obtener la certificación. Son muy conscientes de que la sostenibilidad es un proceso de mejora continua y se han comprometido a proteger al océano y a la pesca responsable durante mucho tiempo.

“Estamos comprometidos con MSC. Conseguimos mejores precios, hay más demanda y no ponemos al pulpo bajo presión. Todos ganamos”

“El mar es nuestra vida. Si no ponemos de nuestra parte ¿qué va a quedar para los que vengan detrás nuestro?”

Félix López Rua

¿Cómo va a ser el compromiso de los pescadores en el futuro? Por el momento, la pesquería está trabajando duramente para ampliar el número de barcos certificados y está invitando a los pescadores de otras cofradías de Asturias a que, en palabras de Félix, “se apunten al sello azul”.

Ahora que hay pesquerías de pulpo iniciando su propia travesía hacia la sostenibilidad en lugares tan lejanos como Madagascar, las enseñanzas clave de la primera pesquería de pulpo del mundo con certificación MSC pueden resultar muy instructivas.

En definitiva, se trata de una historia de colaboración, de empoderamiento, de solidaridad y de cambios positivos y sostenibles. Una historia que demuestra que con la ayuda adecuada, una pesquería de pequeña escala puede causar un impacto impresionante y que nos enseña, a su vez, la valiosa labor que hay detrás del sello azul de MSC, tanto ahora como en el futuro.

photogrid3